
Esta pequeña exposición nace de un sencillo planteamiento: la lectura como forma de conocimiento. La autora ha escogido dos obras futuristas como base para su obra: “1984” de George Orwell y “Un mundo feliz” de Aldous Huxley. Alicia nos muestra aquí lo cerca que estamos en la actualidad a la sociedad descrita en la obra de estos dos genios visionarios. Y distopía significa utopía perversa...
“Un mundo feliz” refleja un Estado Mundial que consigue alienar a las personas mediante la creación de un sistema de valores inculcados desde el nacimiento, tales como el entretenimiento y el consumo desaforados. Hay graves errores en el sistema y algún personaje se cuestiona el mundo en el que vive, pero suele acabar en el destierro.
En “1984” el miedo, la represión y la tortura son los mecanismos que utiliza el Poder para controlar a la sociedad, y parece no haber escapatoria.
La muestra consta de varias pinturas-collages que presentan rostros de mujer con aire superficial de las que no te esperarías frases como las que aparecen en los bocadillos que las acompañan. De este modo Alicia denuncia la tiranía de un sistema de valores cuyos estereotipos parecen todavía insuperables. Entre las obras expuestas aparecen multitud de ojos que representan las videocámaras que nos controlan en nuestra vida diaria. Y los bocadillos no tienen desperdicio. Aquí van algunos ejemplos:
- En “1984” la gente es controlada infligiéndole dolor; en “Un mundo feliz” la gente es controlada proporcionándole placer.
- Orwell temía que nos fuera ocultada la verdad; Huxley temía que la verdad fuera anegada por un mar de irrelevancia.
- Orwell temía que nos convirtiéramos en una cultura cautiva; Huxley temía que nuestra cultura se convirtiera en algo trivial, preocupados por experimentar sensaciones variadas y superfluas.
- Orwell temía que pudieran privarnos de información; Huxley temía que nos bombardearan con tanta información que nos pudiera reducir a la pasividad y al egoísmo.
- Lo que Orwell temía era que se prohibieran libros; Huxley temía que no hubiera razón alguna para prohibirlos, por el escaso interés en leerlos.
¿Cómo ves tú el mundo? Como Alicia, yo creo que vivimos ya en una distopía esclava de las dos mencionadas. ¡Y ahora nos toca luchar por una utopía verdadera y libertaria! Pero antes que nada surge una pregunta crucial: ¿Cómo obtenemos el conocimiento del mundo que nos rodea?

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