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miércoles, 2 de noviembre de 2011

Referendum y estabilidad

Las leyes que rigen nuestras vidas son patéticas, como también lo son los personajes que las redactan, las aprueban y las aplican cada día. Por desgracia, actualmente no vivimos en democracia: no somos los ciudadanos los que sentimos una necesidad o carencia y se la hacemos llegar a nuestros representantes para que actúen conforme a nuestros deseos, sino que son ellos, los oligarcas y profesionales de la política, los que deciden lo que se hace y lo que no se hace, lo que nos interesa y lo que no, al margen de nuestra opinión.

Hace pocas semanas hubo un cambio muy significativo en el artículo 135 de la Constitución Española, por el que los políticos establecieron (entre otras cosas) la prioridad absoluta de pago de las deudas con los acreedores internacionales sobre cualquier otro uso del dinero, por esencial que este sea (sanidad, educación, vivienda...). La excusa que nos dieron esta vez era la comprensible necesidad de establecer un techo para el endeudamiento nacional y autonómico. Claro, quién se puede negar a algo tan obvio...

El hecho es que siempre utilizan medias verdades que esconden grandes mentiras. Primero actúan en su propio beneficio, luego se excusan educadamente y como colofón hacen propaganda de las bondades de su decisión inapelable. Estos políticos profesionales que rigen nuestras vidas no consideraron necesario ni siquiera preguntarnos a los ciudadanos a los que se supone que representan. Argumentaban que la urgencia de las medidas a tomar impedía organizar un sencillo referendum para consultar a la población por su deseo y opinión sobre el tema concreto. Y un simple referendum (decir SI o NO) no es precisamente la clase de libertad que anhelamos, pero tal y como están las cosas podría ser un buen comienzo. ¿Pero qué clase de urgencia puede impedir que el pueblo decida sobre su futuro? Pues ya lo sabemos: la estabilidad de los mercados. Esos monstruos artificiales que tragan enormes sumas de dinero sin masticar y luego vomitan sus leyes sobre las personas.


Ahora Grecia vuelve a estar en el punto de mira global. Después de haber aceptado cientos de miles de millones de euros como rescate en los últimos dos años, su presidente se digna a ofrecer un referendum a su pueblo para decidir si quieren aceptar el último paquete del rescate que ya estaba en marcha. ¡Ahora se digna a preguntar! Y sólo esta tardía intención ya tambalea, de nuevo, la estabilidad de los mercados y las bolsas de todo el mundo. ¡Y aun hay muchos que dicen que un referendum es una mala vía para buscar soluciones a los problemas! ¡Pero si ese sería el único y lejano parecido de un gobierno con una democracia de verdad! Es decepcionante: a más democracia y más libertad de las personas, menos estabilidad de los mercados y caída de la bolsa. ¡Es curioso! Patético y curioso...

Espero que los griegos tengan el valor y la fortuna de decidir que no pagan la soberana deuda que están adquiriendo sus dirigentes, que no quieran adquirir más hipotecas impagables y que opten por salir del mercado común europeo, de esta farsa de democracia europea que se parece cada vez más a los oscuros totalitarismos que tanto mal han hecho durante el pasado siglo XX.

Y a los españoles que miran a Grecia con miedo les digo: mandemos a los mercados a tomar cierzo, apartémoslos de nuestras preocupaciones y recuperemos nuestras vidas y nuestros recursos. ¡Vamos a organizar entre todos cómo queremos vivir! ¡Luchemos por la libertad!

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