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martes, 10 de enero de 2012

Carta al Sha

Que el reciente caso de corrupción de Urdangarín no es el único en la Zarzuela lo sabe todo el mundo. Sólo haría falta permitir investigaciones de periodistas e historiadores independientes para que se aclarasen las responsabilidades de multitud de casos de corrupción en el presente y pasado de la mal llamada modélica transición democrática. Aunque claro, nuestro antidemocrático rey (heredero de Franco) tiene la espalda bien cubierta por el artículo 56.3 de la Constitución del 78, en la que está escrito que "La persona del Rey es inviolable y no está sujeta a responsabilidad." No sé dónde queda eso de que todos somos iguales ante la ley... ¡Habrá que apartar la ley a un lado para hacer justicia de verdad!

La familia real viene acumulando una gran fortuna desde que en 1975 accediera a la jefatura de estado casi sin recursos económicos. Con la asignación de los presupuestos del estado no le llega a la realeza para perpetuarse en el poder y mejorar su estilo de vida, así que desde el principio optó el rey por medrar con negocios sucios dentro y fuera de su reino. Dentro, aglutinando a su alrededor una camarilla de influyentes empresarios y financieros, y colocando en los puestos clave, tanto militares como políticos, a personas de su confianza (a las que llegado el caso poder acusar de corrupción quedando su majestad al margen); así se ha convertido en la persona mejor informada del país, con el inmenso poder que eso conlleva. Fuera de España, también ha aprendido a manejarse el monarca entre los empresarios y financieros punteros, manteniendo reuniones habituales con ellos en su palacio de Mallorca. Además siempre le queda la inestimable ayuda de las demás monarquías (Irán, Kuwait, Arabia Saudí...), ya que, como en el pasado, unas se ayudan a otras.

Aquí transcribo una carta secreta de Juan Carlos al Sha de Persia el 22 de junio de 1977, que dejó de ser secreta cuando en 1991 apareció en la edición del diario de Asadollah Alam, ministro del Interior y primer ministro del Sha Reza Pahlevi. En España fue muy poco difundida, como te puedes imaginar.

Mi querido hermano:

Para empezar quisiera decirte cuán inmensamente agradecido estoy por que hayas enviado a tu sobrino, el príncipe Shahram, a verme, facilitándome así una respuesta rápida a mi petición en un momento difícil para mi país.

Me gustaría a continuación informarte de la situación política en España y del desarrollo de la campaña de los partidos políticos, antes, durante y después de las elecciones.

Cuarenta años de un régimen totalmente personal han hecho muchas cosas que son buenas para el país pero al mismo tiempo dejaron a España con muy deficientes estructuras políticas, tanto como para suponer un enorme riesgo para el fortalecimiento de la monarquía.

Después de los seis primeros meses de gobierno de Arias, que yo estuve igualmente obligado a heredar, en julio de 1976 designé a un hombre más joven, con menos compromisos, a quien yo conocía bien y que gozaba de mi plena confianza: Adolfo Suárez. Desde aquel momento prometí solemnemente seguir el camino de la democracia, esforzándome siempre en ir un paso por delante de los acontecimientos a fin de prevenir una situación como la de Portugal que podría resultar aún más nefasta en este país mío.

La legalización de diversos partidos políticos les permitió participar libremente en la campaña electoral, elaborar su estrategia y emplear todos los medios de comunicación para su propaganda y la presentación de la imagen de sus líderes, al tiempo que se aseguraron un sólido soporte financiero. La derecha, asistida por la banca de España; el socialismo, por Willy Brandt, Venezuela y otros países socialistas europeos; los comunistas, por sus medios habituales.

Entretanto, el presidente Suárez, a quien yo confié firmemente la responsabilidad del gobierno, pudo participar en la campaña electoral sólo en los últimos ocho días, privado de las ventajas y oportunidades que expliqué ya anteriormente y de las que se pudieron beneficiar los otros partidos políticos. A pesar de todo, solo, y con una organización apenas formada, financiado por préstamos a corto plazo de ciertos particulares, logró asegurar una victoria total y decisiva.

Al mismo tiempo, sin embargo, el partido socialista obtuvo un porcentaje de votos más alto de lo esperado, lo que supone una seria amenaza para la seguridad del país y para la estabilidad de la monarquía, ya que fuentes fidedignas me han informado que su partido es marxista. Cierta parte del electorado no es consciente de ello y los votan en la creencia de que con el socialismo España recibirá ayuda de algunos grandes países europeos, como Alemania, o en su defecto de países como Venezuela, para la reactivación de la economía española.

Por esa razón es imperativo que Adolfo Suárez reestructure y consolide la coalición política centrista, creando un partido político que sirva de soporte a la monarquía y a la estabilidad de España.

Para lograrlo, el presidente Suárez claramente necesita más que nunca cualquier ayuda posible, ya sea de sus compañeros o de países amigos que buscan preservar la civilización occidental y las monarquías establecidas.

Por esta razón, mi querido hermano, me tomo la libertad de pedir tu apoyo en nombre del partido político del presidente Suárez, ahora en difícil coyuntura; las elecciones municipales se celebrarán dentro de seis meses y será ahí más que nada donde pondremos nuestro futuro en la balanza.

Por eso me tomo la libertad, con todos mis respetos, de someter a tu generosa consideración la posibilidad de conceder diez millones de dólares como tu contribución personal al fortalecimiento de la monarquía española.

En caso de que mi petición merezca tu aprobación, me tomo la libertad de recomendar la visita a Teherán de mi amigo personal Alexis Mardas, que tomará nota de tus instrucciones.

Con todo mi respeto y amistad.

Tu hermano,

JUAN CARLOS

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