Entrevista a Elvira Méndez:
Parte 1
Parte 2
Todos debemos contribuir para alcanzar la democracia participativa, pero no podemos hacerlo todos del mismo modo. Cada uno debe hacerlo desde sus propias capacidades, formación adquirida y experiencia vital. Tenemos que llegar a ver la verdad del cambio desde nuestras perspectivas individuales diferentes, para luego ponerlas en común y trabajarlas en asociación con los demás.
En esta entrevista a una de las protagonistas activas de la revolución islandesa se nos muestra su propia perspectiva, desde la experiencia de la Universidad y el Derecho Internacional, sobre la necesidad sentida por el pueblo de acabar de un modo alternativo con esta crisis financiera que los ciudadanos no han originado.
Dejemos que cada uno cumpla su misión en la revolución que germina. Respetemos a las personas que trabajan por un mundo mejor; confiemos en nuestras potencias y en las de los demás. Así como en sanidad son los indignados ciudadanos del mismo ámbito (médicos, técnicos sanitarios, etc.) los mejores situados para explicarnos la situación de privatización de su sector, demandas personales y colectivas, expectativas de futuro, etc., permitamos que personas con formación y experiencia jurídica nos indiquen ciertos caminos posibles para un cambio con visión de futuro, ya que nadie mejor que ellos conoce los entresijos burocráticos de esta capitalista monarquía de partidos.
Miramos hacia Grecia con atención, pero no hay que olvidar que estamos en un śalvese quien pueda del modelo de capitalismo financiero en crisis agravado por la privilegiada casta política. En Islandia ya están tomando decisiones importantes con las propuestas de la ciudadanía y con 25 ciudadanos sin afiliación política en el Parlamento. Nosotros no somos Islandia pero, ¿acaso queremos llegar a ser Grecia?
Si yo no quiero endeudarme con el banco, ¿por qué lo hacen continuamente mi Estado, mi región, mi diputación, mi ayuntamiento sin siquiera preguntarme? Otra estructura es posible y necesaria. Esta en que vivimos ha sido diseñada por los que todavía ostentan el poder. La ciudadanía, dejando atrás el pasado, tenemos que asociarnos por zonas, intereses y gremios, para construir una organización alternativa a esta oligarquía de políticos, banqueros y grandes corporaciones.
Somos el pueblo y somos soberanos. Ningún político, de ningún partido, de ningún país, puede tomar las decisiones por nosotros, ya que no nos representan a nosotros sino a los intereses de su partido. Debemos tomar las decisiones entre todos, y para ello, toda la ciudadanía en su conjunto debe empezar tomando las calles y acabar tomando el Parlamento, que ha de ser la expresión de la voluntad de todos. La nueva constitución espera ser escrita y refrendada. La voluntad del pueblo soberano triunfará.
¡Salud, amor y libertad política!
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