Los medios de comunicación tradicionales hacen mucho daño a los pensamientos y valores de toda la población. Leer un periódico a la semana es ya demasiado, y ver más de un telediario a la semana es un vicio que, aunque intuimos, no acertamos a distinguir con claridad. Estas corporaciones de propaganda no representan a la sociedad, sino a unas ideologías concretas que nos anclan al pasado y dividen nuestras potencias de futuro.
Es vergonzoso. Hace pocos días se llenaban horas y horas de programación en televisión con la supuesta "violencia organizada" del 15-M en Barcelona. Ahora, tras el gran éxito de afluencia y civismo de las manifestaciones de este domingo en todo el territorio español, los medios de desinformación han ocupado escasos minutos (o un espacio muy pequeño en los medios escritos) con tan grande muestra de indignación y ganas de cambio de gran parte de la sociedad. Comentan entre susurros que ha sido algo grande, y no consideran necesario ofrecernos una amplia divulgación de las impresionantes y variadas imágenes que se grabaron.
En lugar de eso, los telediarios y periódicos se inflan artificialmente con "noticias" sobre insultos y sentencias de la casta política, catástrofes naturales en países lejanos, alarmas sanitarias sin otra razón que propagar el miedo, accidentes aéreos o ferroviarios en la otra parte del mundo, fichajes multimillonarios en la todopoderosa mafia del fútbol, el tiempo que tendremos en unos días...
Ya sabemos que la prensa tradicional responde a grandes intereses privados, muchas veces íntimamente ligados a intereses políticos, y nunca intenta formar a las personas sino manipular sutilmente su opinión. Intentan hacer invisible lo inmensamente grande (ej: revolución en Islandia); intentan hacer de lo superfluo, lo importante (ej: fútbol); intentan que veamos el pasado como único futuro posible (ej: monarquía de partidos de derechas y de izquierdas).
Tenemos la obligación de avanzar. Si antes teníamos tiempo de ver o leer los mass media, ahora tenemos que aprender a buscar la información en medios alternativos en internet, y divulgarla nosotros a toda la sociedad. Un boca a boca tanto virtual como real, en nuestro día a día. Entre amigos, familia, compañeros de trabajo y de ocio, todos juntos tenemos la capacidad de unirnos y la responsabilidad de cambiar los valores de la política para poder alcanzar la libertad individual y colectiva. Mi libertad empieza donde empieza la de los demás. Seamos, pues, fuente de información e inspiración para los demás.
¡Salud, amor y libertad política!
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